Por: Alicia de Arteaga
No es la primera vez que Marc Spiegler, director global de Art Basel, visita Buenos Aires. Heredero legítimo de Sam Keller, el suizo de cabeza rapada y zapatillas que puso de moda Basilea como "el lugar" para comprar y vender arte, Spiegler le agregó valor a la feria que funciona como un relojito y puede vender más de 30 millones de dólares diarios. Conoce perfectamente la escena porteña del arte, a sus protagonistas, artistas , galeristas y coleccionistas. Muchos de ellos esperaban ansiosos ayer los anuncios en el hall central de la Usina del Arte: la plaza de arte más importante del mundo eligió esta ciudad como primera aliada estratégica de su nuevo programa Art Basel Cities, lo que implica su desembarco en América latina con acciones artísticas al margen de sus famosas ferias.
Desde su creación, en 1970, la feria fundada por el galerista, coleccionista y gran amigo de Picasso Ernst Beyeler recorrió un camino de creciente prestigio. Es el lugar para comprar Mondrian, Giacometti o Yves Klein, pero también para descubrir un Saraceno o un Macchi, una obra de Olafur Eliasson o una megafoto de Andrea Gursky.
Ser el número uno en este mercado internacional les dio a los suizos la oportunidad de abrir una "sucursal" en Miami Beach, en 2001, que no sólo le cambió la cara a Miami como destino turístico. Le sumó la cuota de arte que la ciudad de las palmeras no tenía. Hoy es el centro de ventas más vertiginoso para el arte latinoamericano, con un porcentaje alto de compradores regionales, pero también fuerte presencia de coleccionistas europeos que aterrizan sus jets el día uno, para no perderse el after fair y el collar de ferias paralelas que convierten la ciudad en escenario de una maratón agotadora de arte, finanzas, negocios, Real Estate y desmesura, según lo escribe con precisión electrizante Tom Wolfe en Bloody Miami.
Es lógico que el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, imagine que algo de esa atmósfera puede trasladarse a Buenos Aires y que la marca Art Basel contagiará su vibrante energía a los compradores de arte, pero también a los turistas y a los inversores de metros cuadrados con mucho valor agregado.
En esta estratégica sociedad de ferias y ciudades, Art Basel y Buenos Aires estrenan un nuevo modelo de acción, que tendrá su primer mojón en la próxima edición de Art Basel Miami Beach, cuando en diciembre se anuncie oficialmente el programa para 2017.
De eso habló en un inglés impecable Patrick Foret, director de la sección americana de la feria suiza, estimulado por una audiencia cautiva del "efecto Basel". Allí estaban Orly Benzacar, Patricia Pearson de Vergez, Alejandro Corres, Andreas Keller Sarmiento, Julia Converti, Sonia Becce, Ferdinand Porack , Mauro Herlizkta y Adriana Rosenberg.
Rodríguez Larreta; el secretario de Modernización, Andy Freire, y los directores de Art Basel Marc Spiegler y Patrick Foret, junto con el resto del equipo suizo, respondieron preguntas sobre el futuro de esta sociedad que garantiza la difusión del arte argentino contemporáneo en las tres plataformas de su marca: Basel, Hong Kong y Miami Beach. Dicho con todas las letras: "Las acciones y muestras que se organicen en Buenos Aires tendrán su réplica en cada una de nuestras ferias y recibirán la bendición de la audiencia inmensa que hemos ganado en más de cuatro décadas de actividad", aseguró Foret.
Si comprar arte es una convención que necesita una cuota extra de credibilidad para firmar el cheque, Art Basel es el portador de las certezas. Nadie lo dice ni saca cuentas, pero por los pasillos del circuito suizo circulan magnates como Roman Abramovich, el ruso que tiene su propio búnker de arte llamado Garage, y compradores mediáticos como Robert de Niro y Brad Pitt; o desarrolladores argentinos como Alan Faena, Eduardo Costantini o Jorge Pérez.
Antes de dar el paso y sellar el convenio, confiesa Foret, que tiene la marca registrada de los directores de Art Basel (cabeza rapada, look banquero décontracté), "pensamos muy bien cuál sería el primer destino del programa ciudades. Y ganó Buenos Aires porque ofrece una escena cultural increíble. Es una ciudad sofisticada y tiene un perfecto equilibrio entre pasado y presente, historia y futuro".
En este naciente joint venture mucho tuvo que ver arteBA, que en silencio arrimó las fichas para que el juego comenzara. Presentes ayer, galeristas y dealers como Amparo Discoli, Nora Fisch, Nahuel Ortiz Vidal, Alberto Sendrós y Gonzalo Vidal saben mejor que nadie cuánto vale ocupar el lugar de "elegido" en la agenda de los helvéticos.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar