La ferialización del arte tiene una estrella en Suramérica que brilla cada año con mayor fuerza. La capital peruana celebra desde este jueves (entre el 21 y 24 de abril) ArtLima y PARC (Perú Arte Contemporáneo), dos ferias que se desarrollan en paralelo y han dejado de ser competencia para complementarse en una oferta variada y atractiva con la creación latinoamericana como plato fuerte. Entre ambas suman un centenar de galerías y este año ArtLima tiene como ciudad invitada a Madrid, que acude con catorce expositores.
A inicios de un otoño, casi verano todavía por efectos del fenómeno del Niño, en una ciudad costera y con el atractivo extra de ser el primer destino gastronómico mundial, Lima ofrece incentivos suplementarios que animan a visitarla.
PARC celebra su quinta edición en las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo (MAC). Es una feria más compacta y pequeña, con galerías de peso como Vermelho (Brasil), Ruth Benzacar (Argentina) o Henrique Faria (Buenos Aires-Nueva York) y una representación amplia de expositores peruanos. Este año ha invitado al canario Roc Laseca a comisariar un pabellón con seis solo projects bajo el lema Abandonar la arquitectura: materiales preliminares para una teoría del nuevo hombre urbano y a la comisaria brasileña Ana Luisa Fontana que trae el Proyecto Tijuana, de arte impreso. Los solo projects son quizá la sección más abierta de PARC, en lo espacial y conceptual, en la que cabe destacar los trabajos de William Córdova y C. J Chueca.
La exposición que trae la feria este año es bastante homogénea en calidad aunque, dado que muchas de las galerías han sido fieles a ella desde el principio –con sus artistas habituales-, resulta algo previsible. No obstante, sigue habiendo piezas interesantes que rescatar con un poco de paciencia y ojo calmado. Cabe resaltar una especie de homenaje a un maestro peruano, recientemente fallecido, Emilio Rodríguez Larraín, al que el Museo de Arte de Lima (MALI) dedica una excelente retrospectiva en estos días. La galería Lucía de la Puente organiza su muestra en torno a su figura.
PARC gana en los espacios más abiertos y el proyecto Angel’s Trumpet de Horacio Goitre Testino, un gigantesco floripondio de 1500 m2 de tejido, con ser un montaje para el lounge exterior, da un respiro a una instalación a veces algo claustrofóbica.
ArtLima, con un año menos de existencia, ha crecido y se ha fortalecido más. Su escenario es espectacular y singular, ya que se desarrolla en las instalaciones de la Escuela Superior de Guerra del Ejército del Perú. Y es curioso ver a los militares mezclados entre un arte que poco tiene que ver con su disciplina y propósitos. Más allá de la anécdota, ArtLima afirma su carácter con la diversidad de artistas que se dan cita en ella. Tiene 64 galerías, frente a las 36 de la otra feria, una ventaja que se deja notar. Como impresión general hay una fuerte presencia de arte geométrico y de propuestas pictóricas, junto a un interesante desarrollo de las técnicas fotográficas que se alejan de las representaciones tradicionales. También es estimulante la variedad de propuestas de los jóvenes artistas latinoamericanos. Hay mucho que descubrir en una visita pausada. La feria cuenta con una sección llamada Pioneros, en la que se destaca la obra de figuras como Cruz Diez, Julio Le Parc y Liliana Porter, junto al fotógrafo peruano Billy Hare.
España está presente con catorce galerías: Casado Santapau (Madrid), Espacio Valverde (Madrid), Galería Xavier Fiol (Palma de Mallorca), Madrid XF Proyectos (Madrid), Fernando Pradilla (Madrid), Espacio Mínimo (Madrid), Galería ATM (Gijón), Cámara Oscura (Madrid), Moisés Pérez de Albéniz (Madrid), Pilar Serra (Madrid), NF Galería (Madrid), Ponce + Robles (Madrid), Twin Gallery (Madrid) y Rosa Santos (Valencia). Esta última apuesta por una artista peruana emergente como Andrea Canepa y expone a la entrada parte de su amplio proyecto Todas las calles del año.
La sección Plataforma, para galerías de menos de cuatro años de actividad, es otro de los atractivos de ArtLima. En general, y como es de esperar, estas ferias son un gran escaparate para el arte peruano contemporáneo, que da muestras quizá su mejor generación o, al menos, la de mayor proyección.
Es difícil consolidar un mercado del arte poco robusto como ha sido el peruano, pero el creciente interés que despiertan estas ferias entre el público va fortaleciendo estas iniciativas. En menos un lustro se ha avanzado en repercusión internacional y ya el primer día se multiplicaban los puntos rojos de compra en las obras. El optimismo con el que se apoyan estas iniciativas no hace sino fortalecer una posición cada vez más consolidada que abre el apetito visual a futuras ediciones.
Fuente: http://cultura.elpais.com