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Un imán artístico cubano en Fiart 2015
11December

Un imán artístico cubano en Fiart 2015

Por: Toni Piñera

 

Cada vez va siendo más difícil atrapar el arte verdadero, original, ese que llega de las raíces, en Fiart. Encontrar la pieza que nos deslumbre, nos haga sentir una emoción interna en lo más profundo de nuestro ser y convoque la imaginación con roces estéticos altos, en una palabra que nos seduzca desde la primera mirada… La edición del 2015 no es una excepción.

 

Aunque en el recorrido encontrará algunos “oasis” que le reconfortarán y harán reconocer que no todo está perdido. El arte cubano goza de buena salud y hay ejemplos que enaltecen las miradas, y demuestran que los creadores auténticos no pueden enajenarse de su nación y su cultura, sino que deben expresar en su lenguaje signos de ambas, a la vez que servir de alguna ma­nera al propósito noble de extender lo bello original a nivel de toda la sociedad. Como el stand de Sueños exclusivos, de los Hermanos Sánchez (grupo que dirige Jorge Sánchez, realizador de estos trabajos con su hermano Misael) y el Fondo Cubano de Bienes Culturales de Sancti Spíritus.

 

Allí nació, hace alrededor de ocho años, una iniciativa que se desarrolla con fuerza a partir de un primer diseño de la reconocida creadora Flora Fong —también inspiradora— que abrió el original camino: la realización de muebles (aluminio fundido) concebidos artísticamente por un grupo de reconocidos maestros de la plástica cubana. Cada año, en su espacio, han presentado nuevos diseños que suman las huellas de Premios Na­cionales como Alfredo Sosabravo, Ever Fonseca, Nelson Domínguez, y otras firmas de calibre como Thelvia Marín, Zaida del Río y Ernesto García Peña. Todos han dejado su mejor impronta creativa en estas joyas para el disfrute en el hogar.

 

Este año tocó el turno del pintor Manuel Ló­pez Oliva, quien con gusto aceptó la invitación del productor y representante del Taller de los Hermanos Sánchez, el ágil José Manuel Bernal, para que formara parte del proyecto. Y pensó rápidamente en volcar su obra en una comadrita (un conjunto de dos sillones y la mesita).

 

“¿Por qué la comadrita?”, se preguntó y respondió el maestro: “Es, en primer lugar, uno de los muebles domésticos esenciales en la tradición histórica criolla. Resulta eficaz para dormir la siesta y para el diálogo íntimo”. Es fresca —dijo—, cabe en cualquier espacio e igualmente no resulta peligrosa (porque carece de brazos) para cargar a los niños en estado de lactancia. Es signo de cubanía, y, para él, suma la nostalgia de su niñez en su Manzanillo natal.

 

Se puede añadir que la comadrita participa en el imaginario visual de la Isla. No por azar, ha quedado atrapada en el quehacer pictórico de artistas de la talla de Amelia Peláez, Guillermo Collazo, Tejada, Carreño, Portocarrero y otros. Incluso, Carlos Enríquez le dedicó un relato titulado: La comadrita en un número de la revista del grupo literario manzanillero ORTO, en los años 40.

 

López Oliva se enfocó entonces en la obra Comadrita in Memoriam. Por la simplicidad del diseño y el respaldo frontal de la pieza, esta le permitía cierta sensualidad de líneas, generalmente curvas y entrecruzadas para emplazar una máscara, signo constante de su pintura. La determinación de la gama de tonalidades utilizada (26 colores) estuvo regida por el deseo del también crítico de que los muebles lograran la apariencia de la madera, y que a su vez manifestaran —en planos y formas ornamentales— elementos constitutivos de sus pinturas.

 

Para el artista, los muebles que llevan como nombre genérico Sueños exclusivos son un ejemplo de cómo cuando se une el buen gusto y la calidad de lo artístico con un serio enfoque productivo para lo múltiple, resulta posible generar me­dios de uso con valor estético, adecuados para los hogares y las instalaciones diversas de la vida cu­bana, e igualmente con efectividad para una bien pensada exportación mayorista que aporte beneficios financieros a la nación.

 

Fuente: Granma