El Museo Nacional de Bellas Artes reserva para este verano una serie de exposiciones de lujo, secuela del programa especial que preparó para la recientemente concluida XII Bienal de La Habana.
Los interesados podrán disfrutar en esta época de Paisaje, de Tomás Sánchez, hasta el 28 de septiembre; Tramas, de Gustavo Pérez Monzón, hasta el 24 de agosto; El mapa del silencio, de Alexandre Arrechea hasta el 31 del mismo mes y Pin pon cuadrícula, de Wilfredo Prieto, hasta el 22 de julio.
Todas esas muestras se exhiben en el Edificio de Arte Cubano, mientras que en el de Arte Universal permanecen Ruido salvaje. Obras del Bronx Museum of the Arts, hasta el 16 de agosto y Los ardientes, del mexicano Sergio Hernández, hasta el seis de septiembre.
En el edificio de Arte Cubano el visitante puede apreciar una distinguida tríada en la que cada creador se sitúa, históricamente, en la avanzada de su generación.
Así la Fundación CIFO ofrece su amplia colección de la obra de Gustavo Pérez Monzón.
La muestra El mapa del silencio mantiene interés del creador por la arquitectura hacia zonas de subjetividad límite.
Wilfredo Prieto, con la colaboración entre el SMAK de Gantes, el Kunstverein de Braunschweig y el Museo Nacional de Bellas Artes. presenta obras esenciales de la trayectoria del artista a partir de 1995.
Pérez Monzón exhibe su obra histórica volcada con total entrega a la labor pedagógica del arte mientras que con Los síntomas del engaño, Luis Enrique López ha dejado emplazados en las vitrinas exteriores del edificio de Arte Universal, una entrega que remite a las coordenadas para una excepcional visita este verano.
Wild Noise es un acercamiento panorámico a una zona del arte contemporáneo estadounidense hasta ahora inédita para buena parte del público cubano con un conjunto de piezas emblemáticas que los amantes de las artes plásticas no deben dejar pasar.
Mientras, con Los Ardientes se entra en contacto con un maestro de una obra atrayente y muy valorada.
Fuente: AIN