Con el título de Pintura, el artista retoma su marcada atracción por la naturaleza, pero expuesta en originales metáforas visuales. El edificio de arte cubano del Museo Nacional de Bellas Artes exhibirá el conjunto de obras recientes en el que coexisten bosques y basureros llenos de detalles interesantes, conceptuales, filosóficos.
A juicio de la curadora de la muestra Hortensia Montero, el aporte de Sánchez a la pintura, afrontada con fervor y energía, refleja una originalidad sensorial asumida como su proyecto de vida.
El repertorio pictórico conforma universos en donde prima la excelencia de la reelaboración artística de sus presupuestos ideoestéticos, centrados en un acercamiento reflexivo de la realidad circundante y de los problemas medioambientales que atañen a la humanidad, apuntó.
Diversos especialistas califican la obra de Sánchez de auténtica, elocuente, con narrativas de gran impacto, llena de significados y significantes y de espiritualidad y misticismo.
Sánchez es un virtuoso del hiperrealismo y la curadora resaltó la influencia de prácticas como el yoga y la intención conceptual en el momento de otorgar título a cada pieza.
Algunos de los nombres son Adoración, Con la puerta abierta, Aislado, Hombre crucificado en el basurero, Antagonismo, Conversación verde, Pensamiento nube, y Sin embargo, sin poder volar.
El cuadro Orilla recuerda sus etapas anteriores mientras La batalla alude a ciertas lógicas del medio ambiente y en Entre silencios aflora un artista más minimalista, estilo con el que ganó el Premio Internacional de Dibujo Joan Miró, en Barcelona, España (1980).
Según Montero, el pintor propone un mundo visto a través de sus experiencias y ensoñaciones en imágenes impactantes, de marcada concreción conceptual -que conjuga ilusión, simulación y simulacro-, cual un eje constructivo de una narrativa de realidades diversas.
A petición de Sánchez, en el vestíbulo del Museo se colocará un lienzo en blanco para que cualquier visitante pueda pintar junto a él.
El artista fue profesor de la Escuela Nacional de Arte, ha expuesto en más de 30 países y ganó Medalla en la V Bienal de Arte Gráfico Americano, en Cali, Colombia, el Premio Nacional de Pintura en Cuba y una Mención de Honor en la I Bienal Internacional de Pintura, de Cuenca, Ecuador.
Otras aperturas de la Bienal en Bellas Artes
También a partir del 23 de mayo, el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba abrirá sus salas para varias exposiciones de artistas de repercusión internacional, participantes de la XII Bienal de La Habana.
La Fundación CIFO (Cisneros Fontanals Art Foundation), auspicia la exhibición de un conjunto de obras del cubano Gustavo Pérez Monzón, un creador con piezas incluidas en el Salón de Mayo y la Bienal de París.
Monzón dejó de pintar a fines de la década de 1980 por decisión propia pero aún se le recuerda como partícipe de la mítica exposición colectiva Volumen Uno.
El artista ha dedicado gran parte de su vida a la enseñanza artística y en la actualidad dirige la Academia Morelense de las Artes, en el estado de Cuernavaca, México.
Después de exponer en Nueva York, el cubano Alexandre Arrechea presenta en su país natal un nuevo proyecto de reflexión intimista, bajo un título sugerente, El mapa del silencio, que la curadora Corina Matamoros asocia a una carta de navegación y destaca su enfoque en lo que no ha sido dicho, pese a ser obvio.
La especialista en arte habló de una propuesta reveladora de lo oculto en seis obras muy diversas pues la serie incluye dos acuarelas de gran formato, una video proyección, un tapiz y la confección directa de un mural de 25 metros sobre la pared de la galería transitoria.
“Arrechea deja el convencimiento de ser un artista en el esplendor de su empuje creador”, sentenció.
El proyecto de Luis Enrique López para la Bienal consiste en enseñar al público 10 compuestos venenosos concebidos en laboratorio a partir de plantas tóxicas cubanas, con rigor científico.
Carteles y Video-documentación del proceso de confección, forman parte de la publicidad de los productos dirigidos a 10 destinatarios puntuales: artistas contemporáneos vivos, elegidos por López a partir de su interés personal, en un gesto de singular homenaje contradictorio.
Los compuestos serán exhibidos durante la Bienal en las vidrieras exteriores del edificio de Arte Universal y en el vestíbulo del Centro de Información Antonio Rodríguez Morey, de Arte Cubano.
Un pionero en Cuba en el trabajo en el formato de video y video-instalaciones, Raúl Cordero, exhibirá por primera vez en esta isla un grupo de pinturas iniciadas en 2011 y en el cual trabaja todavía.
De acuerdo con el catálogo, los cuadros contienen textos que constituyen reflexiones e interrogantes del artista con respecto a cuestiones de naturaleza diversa, se cargan de la potencialidad del revival y terminan por erigirse en memorabilia.
Transient poetry (poesía pasajera), título de la exposición, cerrará el programa de la Bienal la noche del 23 de mayo con una intervención y puesta audiovisual de Cordero sobre la fachada principal de edificio de Arte Cubano de Bellas Artes.
Fuente: www.caribbeannewsdigital.com