Por Jorge Fernández Era
«Confeccionado con maderas, especias y rosas rojas, esas que dan el olor de la pasión, de la sensualidad, del movimiento», un perfume ha sido bautizado con el nombre de Irene Rodríguez, bailarina y coreógrafa que con su virtuosismo ha conseguido los favores del público y de la crítica donde quiera que se ha presentado como solista o junto a la Compañía que dirige.
El lanzamiento oficial de la fragancia, creada por la Casa del Perfume 1791 de la Oficina del Historiador de la Ciudad, tuvo lugar en la Casa de la Obrapía del Centro Histórico de la Habana Vieja, un espacio propicio para la presentación especial de los jóvenes y niños que conforman la Compañía-Escuela de Irene Rodríguez, próxima a cumplir un lustro de vida.
La renombrada artista, nacida en 1982, suma así otro reconocimiento a su incansable trayectoria desde que en 1993 se vinculara al Ballet Español de Cuba para con posterioridad convertirse en su primera bailarina. Su nombre está inscrito en el Libro de Honor del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, y es la directora artística del Festival Internacional La Huella de España.
Arte por Excelencias conversó en exclusiva con Irene.
Se acaba de presentar una fragancia con tu nombre. ¿Complacida por ello?
Es un honor que la Casa del Perfume 1791 decida regalar a la Compañía, y a mí personalmente, una fragancia que será el aroma del próximo año. Es hermoso contar con un perfume que nos identifique desde otro de los sentidos, no solo el visual en la danza, sino también el del olfato. Ha sido una experiencia única ofrecer en la Casa de la Obrapía esta presentación de la escuela que dirijo en su quinto aniversario, que acontecerá en el 2017.
Uno de los grandes momentos en esta velada fueron las coreografías sobre música de la ópera de Bizet. Con solo dieciséis años interpretaste a Carmen. ¿Ha habido otros personajes que hayan marcado tu carrera?
Cómo no: la interpretación de la Muerte en El crimen fue en Granada, en homenaje a Federico García Lorca. Fue la coreografía que obtuvo el Primer Premio en el VII Concurso de Coreografía Alicia Alonso, uno de los mejores de su tipo en el mundo. Marcó un antes y un después en mi carrera, no solo por el premio, sino por todos los elogios y miradas que se volcaron hacia mi poder interpretativo en esa puesta en escena.
También el de Frida Kahlo, con el que obtuve el Premio a la Mejor Interpretación en el año 2006… Creo que han sido muchos los personajes que componen el espectro de Irene Rodríguez. Todos han dejado un granito de arena en mí, y yo he dejado todo en cada uno de ellos.
Tras tus presentaciones en Nueva York alguien dijo que esa ciudad te pertenecía. ¿Se pudiera decir lo mismo de La Habana y de Cuba?
Sería demasiado una expresión semejante, pero es una realidad de que en mi patria siento muchísimo afecto. Numerosas personas se me acercan en la calle, y es muy hermoso cómo me tratan, cómo me elogian. Muchas veces voy caminando agotada, después de doce, catorce horas de ensayo con mis estudiantes, preocupada por todo lo que me espera mañana, y una persona se me acerca y me dice que le gusta mi trabajo. Es un gesto que me llena de vida y me carga las baterías para volver a comenzar si es necesario. Ese apoyo es primordial para un artista que se debe a su público.