Por Jorge Fernández Era / Fotos: Jorge Ignacio Coromina
El Día Internacional de la Danza, que cada 29 de abril se celebra en todo el mundo, tuvo este año su gala en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, a la que le precedió una conferencia de prensa brindada por sus organizadores en los salones de esa institución.
Hasta ese lugar llegó Arte por Excelencias para, como de costumbre, acompañar al Consejo Nacional de las Artes Escénicas en la noble encomienda de ponderar lo mejor del arte.
Creada por el Instituto Internacional del Teatro (ITI), institución adscrita a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y que cumple siete décadas de fundada, dicha fiesta de la danza mundial «crea un puente entre los artistas locales y el pueblo de Cuba con artistas y personas alrededor del mundo», según Tobías Biancone, director general del ITI, quien estuvo presente en la velada y pronunció el discurso central.
El Instituto Internacional del Teatro es la organización para las artes escénicas más grande del mundo y trabaja por cumplir sus objetivos en los campos de la educación artística, cooperación e intercambios internacionales, capacitación de jóvenes y la celebración del Día Internacional de la Danza cada 29 de abril en homenaje al cumpleaños de Jean-Georges Noverre (1727-1810), creador del ballet moderno. «Un mundo mejor ―destacó Biancone―: eso es lo que el ITI está buscando desde sus comienzos y hasta hoy día, con sus más de noventa centros alrededor del mundo».
Al programa de la celebración le hizo honor la presentación de varias compañías que hoy prestigian a la danza cubana: el Ballet Nacional de Cuba, con la Suite de Don Quijote; Lizt Alfonso Dance Cuba, Ella y él… siempre; Acosta Danza, Twelve; Danza Contemporánea de Cuba, Coil; Conjunto Folklórico Nacional, Dahomeño; y un cierre con todos los bailarines y músicos en el escenario.
Cada año, el mensaje de un destacado coreógrafo o bailarín circula por todo el mundo, traducido a numerosos idiomas. Esta vez fueron cinco los elegidos. He aquí fragmentos de sus intervenciones:
Salia Sanou (Burkina Faso): «¿Puedo apartar la vista del caos que sacude al mundo, y en particular el peligro migratorio? No, lo miro con la oscuridad, la brutalidad, pero también con todas las oportunidades que la danza contemporánea me ha permitido descubrir para ser parte de una era».
Georgette Gebara (Líbano): «…ya sea que nos sentemos en el piso, nos agarremos a una barra, volemos en el aire, pateemos nuestras botas sobre el pico de alguna montaña, si agitamos nuestras caderas lascivamente debajo de una tienda de campaña o en algún club nocturno, ¡nuestro lenguaje nos une!».
Willy Tsao (Hong Kong, China): «Valoramos la necesidad de comprender los sucesos y problemas actuales como una forma de estudiar la existencia humana; consecuentemente, nos volvemos más tolerantes y comprensivos mientras nos enfrentamos cara a cara sin importar las diferencias».
Ohad Naharin (Israel): «La danza se trata de estar en el momento. Se trata de escuchar el alcance de las sensaciones, permitiendo que esa escucha se convierta en el combustible de todos los sentimientos, formas y contenidos. Sin embargo, siempre debemos recordar de dónde venimos».
Marianela Boán (Cuba): «Quien baila toca al otro más allá de la piel; toca su peso y su olor, derrota las pantallas táctiles y borra las fronteras entre los cuerpos y las naciones. He vivido en ambos lados de la historia. He visto la pobreza y la riqueza, paisajes y cuerpos alimentados y abusados por el poder. Mi obra excava buscando los cuerpos reales entre los oficialmente permitidos».