Por: Raidel Hernández
Este lunes* a las 4 de la tarde se dieron cita en Calzada de Tirry 81 dos poetas de vida, dos seres que apacientan a la vera de una pasión compartida por el arte, el duro trabajo y la entereza de dar amor desde la constancia a pie de obra.
¡Vaya manera, dirían algunos, para referirse simplemente a dos escritores, a dos reos de la palabra! Sin embargo, así lo hago porque por una parte la obra extraordinaria del Grupo Excelencias que preside con nobleza y paso firme el señor José Carlos es a la par de la trayectoria social de Carilda Oliver ejemplo de una fidelidad auténtica a la cultura y al deseo traído seguramente por genuina vocación de no perder ni una gota del tiempo que se emplea en abrazar la creación, y echar redes a esos seres, instantes, y creaciones que sirven –pienso yo –para endulzar nuestro paso por el mundo.
Con su habitual energía, Jose Carlos se trasladó en esta ocasión hasta Matanzas para entregar a Carilda Oliver el Premio Excelencia 2017, un galardón que expresa el reconocimiento a toda una existencia dedicada a la literatura, y específicamente a la poesía.
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En un pequeño salón amplificado por la música del maestro Franco Rivero Bueno, Premio del Cubadisco 2013, tuvimos la ocasión de ser cómplices de un encuentro que ya venía en camino desde hace algunos años y que finalmente se consolidó debido a la cortesía del presidente de Excelencias, quien a pesar de que el premio se le otorgase a la matancera el día 22 de febrero en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional hizo tiempo aparte entre sus innumerables compromisos para dejar en nuestro Centro Cultural el recuerdo eterno de sus palabras y su visión de lo que la propia Carilda significa para el mundo hispano de las letras, para las mujeres que descubren en sus versos un alter ego retador, y para los hombres que siempre nos demoramos en comprender que el amor es tan amplio que ni siquiera el mismo se conoce totalmente, y de ahí el asombro constante al leer las confesiones de Carilda que nos llevan de la mano, con absoluta desfachatez, a la herejía de transformar el verso en carne renovada, en limpio deseo.
Quiero enviarle a este delicado caballero mi gratitud por su visita y por el regalo de su laboriosa presencia en nuestra patria que ya, seguramente, sentirá tan suya como la sintió mi abuelo gallego, quien descansa en tierra cubana, y como la sintieron también los abuelos de Carilda, que trajeron su tierra de España, pero aquí, al decir de ella misma, tienen sobre sus tumbas toda la tierra de Cuba.
Tomado del sitio oficial de Carilda Oliver Labra en Facebook
*El autor se refiere al lunes 5 de marzo de 2018
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