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Al Alba con Julie en Gibara
22April

Al Alba con Julie en Gibara

Por Jorge Fernández Era

 

«Julie decide marcharse precipitadamente dejando atrás todo lo que la rodea. En su huida llega a un remoto pueblo que le parece el lugar idóneo para esconderse de sí misma. Allí empieza a trabajar como maestra. Los vecinos creen que la conocen, pero nadie sabe quién es realmente. Nadie sabe quién se esconde detrás de esa mirada esquiva».

 

Las sinopsis suelen ser engañosas. La del filme Julie que acabamos de trascribir pudiera remitirnos a un suspense que nos aporte buena cota de intriga y no poca sangre, pero no es el caso. La ópera prima de la realizadora española Alba González de Molina —exhibida con numerosos espectadores a pesar del horario vespertino, en un festival en que ha primado la escasa asistencia de público— es una película intimista, nada complaciente y con múltiples lecturas. La de la entrevista que logró Arte por Excelencias a la también guionista y productora puede ser una de ellas.

 

«Mi protagonista, tras irse de Madrid, acaba en un pueblo remoto perdido en las montañas, adonde llega por casualidad. Allí va a desarrollar su vida durante un año. Algo esconde ella y lo vamos a ir averiguando. De eso va el filme. Lo terminé en el 2016. Lo estrenamos en el Festival de Málaga y obtuvo el premio a la mejor ópera prima y el Biznaga de Plata a la mejor actriz de reparto. Luego lo hemos presentado en otros certámenes en la India, Polonia, República Dominicana… La distribuidora Digital 104 ha ido moviéndolo, y fuimos seleccionados para el Festival de Gibara. Entonces decidí venir; es una oportunidad para ver la reacción del público, conocer Cuba e ir a la escuela de San Antonio de los Baños. Me gusta de Gibara la conjunción del cine con otras artes que normalmente suelen centrarse en ciudades como La Habana o Santiago de Cuba. Estar aquí y poder oír a Pablo Milanés, por ejemplo, tiene una carga emotiva muy grande.

 

»Julie es una producción independiente. Después de hacer cortometrajes mientras estudiaba Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid, hice un largometraje documental y escribí un guion a ver qué tal, para probar con la ficción, con algo que durase más de siete minutos. Conseguí treinta mil euros a través de Internet y el resto, otros noventa mil, con un productor privado. Eso en España lo coloca como un largometraje “casero”, pues solo aquellas producciones que superan los ciento cincuenta mil euros salen de ese rango. Lo escribí y dirigí yo, pero me interesaba que los técnicos de la película y el casting todo fueran primerizos. Era casi un experimento, y estamos muy contentos del resultado.

 

»Mi película pretende ser diferente. No es comercial, se aleja bastante de los prototipos del cine clásico. Que se vea aquí, es un “cacho” de premio».

 

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