Por: Taissé Del Valle Valdés
El Caribeño, la Fiesta del Fuego o el Festival del Caribe, sin importar el nombre que escojas para identificarlo, es ese evento aglutinador de excelencias artísticas, latinoamericanas y caribeñas. Una cita que apuesta por la defensa de nuestras raíces ancestrales. En él tienen cabida todas las manifestaciones del arte, en especial la música, la danza, las artes plásticas y la poesía.
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Cada año la poetisa santiaguera Teresa Melo asume el reto de gestionar y organizar un Encuentro de Poetas del Caribe y el Mundo, el cual siempre es bienvenido en la Fundación Caguayo que dirige el maestro Alberto Lescay. “Se sabe que Santiago es tierra de poetas. El encuentro, que lleva el nombre de su fundador Jesús Cos Causse, y que hace once años coordino por su solicitud: aquí está. Con nuestra vocación y nuestra certeza de que la poesía tiende puentes de palabras”.
La edición 38 de la Fiesta del Fuego que se desarrolla hasta el 9 de julio, está dedicada a la tierra borinque y desde allá nos visitan 12 poetisas caribeñas. Ellas escriben de sus amores, ilusiones y del mundo circundante. No es casualidad por tanto que hayan destinado algún verso a los estragos del huracán María, las vidas que cobró, las casas y el dolor. Son versos que llegan a ser viscerales, una reflexión profunda del sentir, de esas horas de desasosiego. También hablan de amor patriótico, de personajes que marcaron su existencia o inspiraron algún cambio.
Desde Cuba, participó Nancy Morejón, Premio Nacional de Literatura. Nancy ojeaba sus libros de poemas, con esmero y con su potente voz lírica leía los más amados, y entre ellos el que escribiera para Mariano Pogolotti, el padre de Graziella. Los presentes fuimos testigos de una noche mágica bajo los tres almendros del patio de la Fundación Caguayo.
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