Por: Yunier Riquenes
La Casa anfitriona abre bien temprano y cierra en las primeras horas del día siguiente. Se reciben a visitantes de varias partes de la región.
Los que llegan pueden encontrar ventas de artesanías y publicaciones: libros y revistas que muestran los estudios del Caribe, entre ellas la revista Del Caribe, órgano oficial de la casa.
En uno de los patios se presentan los grupos de portadores. Ya se han desarrollado la Fiesta haitiana, la fiesta antillana y esta tarde de sábado es el día de la rumba. Se disfrutaron Okkan odde, de Manzanillo; Oshareo, de Cienfuegos; Íreme, de Palma Soriano; Rumba ashé, Kokoyé y Obatuké, de Santiago de Cuba. Ha llegado talento de las provincias de Camagüey, Ciego de Ávila y Granma.
El espacio de la Casa del Caribe, este patio, intenta guardar la génesis del Festival con la promoción de los grupos portadores. Se reservan para una nueva jornada una de las fiestas campesinas más esperadas: El platanal de Bartolo.
