Llega vestida con blusa de flores grandes y colores muy vivos. Nos recuerda a una folclórica de Chile o Argentina. Se presenta seria, menuda, concentrada en algo que le da vueltas en su cabeza, (quizás la música, la familia, el país…). Lleva el peso de un apellido, de un padre inmenso, de una tradición…Todo esto la compromete, pero sabe cómo llevarlo y lo hace con dignidad. Está convencida que el hombre a quien le debe su apellido es, más allá de su padre, un símbolo de la canción no solamente en Cuba, sino en toda Latinoamérica y muchas partes del mundo.
¿Es cierto que en tus inicios no te presentabas con el apellido de tu padre?
Sí, de hecho mi primer disco se llamó Haydée, solamente. Me quité el apellido porque quería que la gente me viera como Haydée. Realmente fue una decisión bastante drástica y ahora lo veo así en la distancia. Estaba muy joven, rebelde y tiene que ver con un deseo de búsqueda, que es propio de una persona que tiene deseos de hacer cosas nuevas, por sí misma, de crecer y tener un estilo propio.
Pienso que tenía valores positivos y fueron decisiones un poco extremas porque además, ese apellido me corresponde; es mi padre y yo siempre me he sentido muy orgullosa de él. Pero en aquel momento sentí necesario tomar esa decisión, alejarme un poquito de su obra para buscar otros autores, mi camino en la música, mi estilo. Transité todo un camino con esa búsqueda y el disco Amor es el resultado de todo ese crecimiento. La madurez profesional va de la mano de la madurez personal y este disco a dúo con mi padre es el resultado de todo ese proceso. Es el momento de disfrutar, de ser su hija, de agradecer y de festejar juntos.
¿Te sientes ya completamente madura en el mundo musical?
Uno nunca deja de aprender. Cuando sientes que lo sabes todo, es porque estás muerto como artista. Pero sí se siente una madurez en mi estilo, en mi interpretación a la hora de abordar los trabajos que he ido realizando. Uno que marcó mi madurez profesional fue el CD Palabras con canciones de Martha Valdés. A partir de ahí fue que tomé la decisión de hacer el disco de canciones de mi padre, una especie de reverencia a su obra y de agradecimiento también por todo lo que he aprendido de él.
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También para pedir perdón por aquella irreverencia…
No perdón, pero sí poder disfrutar todo lo que en algún momento quizás, me pudo atormentar el hecho de que la gente dijera: esa es la hija de Pablo. En un principio puede ser molesto para una persona que comienza, pero ya son cosas que hasta disfruto, me siento tan orgullosa y me siento privilegiada de ser su hija.
Mi padre es un autor imprescindible de la música cubana, marcó un momento importante de cambio dentro de la canción, haciendo aportes importantes en la música latinoamericana, del mundo. Para mí era importante, independientemente de que fuera mi padre, hacer este acercamiento a la obra de Pablo Milanés y qué gusto poder hacerlo a dúo con él.
Hice la selección de las canciones, se las propuse e hicimos este disco que disfruté muchísimo.
¿Era la primera vez que cantabas con Pablo?
Habíamos hecho algunas colaboraciones, pero muy eventuales, para determinados conciertos. Realmente la gente también lo ha disfrutado mucho. Por ejemplo el concierto que presentamos en el 2016 en el teatro Karl Marx tuvo un impacto fortísimo, la gente verdaderamente agradeció nuestra unión como padre e hija, como colegas. Fue todo un éxito este disco.
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No sólo en Cuba el disco Amor. Haydée Milanés a dúo con Pablo Milanés ha tenido gran aceptación, también en otros países…
Sí, en México el disco estuvo en el cuarto lugar de ventas en iTunes;ocupó el segundo puesto en una selección de los mejores 25 discos del país azteca que hizo el periódico La Razón, por Carlos Olivares Baró un importante periodista cubano residente en México. Presentamos este material para el público mexicano en marzo del 2017 en el Plaza Condesa. Allá quieren mucho a mi padre y es una plaza importantísima para él y ya lo está siendo para mí. A raíz de ahí surgió la idea de este otro proyecto en el que me encuentro trabajando ahora.
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Resalta en tus propuestas, como en las de tus hermanas, la necesidad de rescatar aquellas canciones olvidadas, sin alejarse de las tendencias y ritmos más contemporáneos. ¿Esta característica la seguirás cultivando?
Es importante apegarse a las obras que nunca pasan de moda, a las cosas que no son de momento. Son canciones que las escuchas y siempre van a estar. Ni El breve espacio…, Para vivir o Palabras, pasarán de moda.
Son canciones que me interesan cultivar, porque me interesa dejar una huella con el trabajo que estoy haciendo y para eso es importante seleccionar un repertorio, con unos valores que te permitan dejar ese rastro dentro de la música.
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